Una amiga me hizo realmente preguntarme esto. Desde hace años tenía una respuesta automática, considerando únicamente el costo económico de lo mínimo que una persona debería de comer para llevar una alimentación completa. Conformándome sólo con esa perspectiva, la respuesta es demasiado simple: No, comer “saludable” no es caro. Pero…
Eso no es lo que Haina, mi socia de +Jandi*, me estaba preguntando. Y si alguna vez has intentado un cambio en tu alimentación, podrás imaginarte perfecto esta situación. Cuando haces un esfuerzo por comer de una manera “saludable” hay que invertir algo más que el costo de la comida; hay que pagar a uno o más expertos para que nos digan que significa “saludable”, quizá leer un par de libros para que contradigan a los expertos y nos dejen aún más confundidos. Después, hay que reorganizar las compras y la cocina. Incluir alimentos nuevos y deshacernos de los acostumbrados va a, necesariamente, modificar las recetas de cocina y el orden en el refrigerador.
El costo más pesado para muchos será la reacción de su familia. ¿Cuántos niños conoces que saltan de felicidad cuándo les das chayote cocido en lugar de Nuggets de pollo con cátsup? Seguramente existen, pero definitivamente no son la mayoría. El comportamiento de los esposos mexicanos típicos no es mucho mejor. Comer sopas de verduras y alimentos cocinados sin grasa no está en la lista de actividades fuertes, feas y formales del macho humano.
Un costo adicional vendrá en la vida social. Los vegetarianos y los abstemios son expertos en estas situaciones. Si anuncias que no beberás alcohol durante una comida entre cuates, es el equivalente a retarlos para que te formen una larga hilera de bebidas, cada una acompañada con la famosa etiqueta “ándale, no pasa nada”. Puede ser todavía peor si dices que eres vegetariano en plena carnita asada. De pronto todos tus amigos serán expertos en la importancia de la proteína para la alimentación Homo Sapiens.
Mi respuesta normal a ¿Comer “sano” es caro? Era un simple no. Es posible conseguir una alimentación completa usando frijoles, chile y tortillas. En caso de apocalipsis, esa es una de mis sugerencias. Pero después de revisar todos estos costos, entiendo que no es tan simple. Pero ya que estoy revisando costos, no puedo evitar pensar en las palabras del libro “Juliette Society”:
¿Cuál es el valor de la experiencia?
y ¿Cuál es su costo?
No es en absoluto la misma pregunta.
Una está relacionada con la trascendencia,
la otra con el sacrificio.
(…) Como cultura,
estamos obsesionados con lo que se ha perdido
(…) y rara vez
con lo que se ha ganado.
Para decir que algo es caro o barato, necesito entender cuanto estoy pagando y compararlo con lo que estoy recibiendo a cambio (el precio y el valor). Pagar 100 pesos por un chocolate es caro. Mientras que, pagar los mismos 100 pesos por un tanque lleno de gasolina es increíblemente barato.
Así que ¿Cuál es el valor de comer “sano”? Para mí, es tener más tiempo, vivir más tiempo y vivir mejor más tiempo.
Y ya que estamos aquí ¿Cuál es el valor de NO comer “sano”? y ¿Cuál es su costo? El valor se responde fácilmente: PLACER. Por muy terrible que sea el día, si al final tenemos un buen plato de nuestro platillo favorito (normalmente frito y/o azucarado), entonces las cosas no pueden estar tan mal. Otro valor es ahorrarte todas las situaciones incomodas de los primeros párrafos. Después de todo, para NO comer “sano”, basta con comer lo que sea que esté disponible. No hace falta complicarse con más decisiones.
Pero ¿Cuál es el costo de NO comer “sano”? Para mí, perder tiempo, vivir menos tiempo y vivir mal por tiempo.
Comparando las dos alternativas, con sus costos y sus valores, me es muy fácil responder, de manera más profunda ¿Comer “sano” es caro?
@JulioUriega
#NutreAmor
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